martes, 22 de diciembre de 2009

Jugando a enamorados.




Sentados en el cielo
soñamos ser ángeles,
jugando a enamorados,
te miro…
y adivino lo que siempre
soñamos ser.
Dos almas eternas
en un solo corazón.
Dos polos que se atraen
en un mismo beso.
Dos ritmos distintos
en la misma canción.
Sentados en el cielo,
bailándole al sol,
tu cara junto a la mía
formando un crisol,
fundiendo los sueños
en historias de amor.
Uniendo los cuerpos
creamos universos
de infinita pasión,
y los destellos de la obsidiana,
bendicen nuestra unión.
Sentados en el cielo...tu, y yo.



F. Rubio

martes, 8 de diciembre de 2009

La rebelión de los claveles (haikus)



liberación.
amarse sin temores
sin condiciones

desconocidos.
en un mundo de guerras
y en el amamos

sangran claveles.
soldados y civiles
por ti se mueren
F. Rubio

lunes, 7 de diciembre de 2009

La Sherezade del pañuelo.



La Sherezade del pañuelo.

La vida a veces parece un cuento
y nos deja mil y una historia,
que pasa ante los ojos cada día
entre asfalto, jardines 
y solares derruidos, 
llenos de escombros, semáforos y flores 
una sherezade reparte diarios, 
y pañuelos desechables,
 para poder pasar los días
y algunas noches,
ante una fogata vestida de harapos.
Morena en apariencia, 
o quizás la cara sucia
del humo de los tubos de escape,
pero una princesa,
 en su fuente imaginaria,
que dejó atrás su casa 
con la ilusión de volver algún día a su tierra,
y sacar a su familia de la pobreza.
Brega cada mañana,
 acercándose a las ventanas de los autos
ofreciendo un paquete de pañuelos,
si se lo compras, 
sonríe, 
y te da las gracias agachando su rostro.
Ojos negros y piel morena, 
como sacada del cuento,
Sin alfombra mágica, 
tan solo unos cartones 
evitando las húmedas noches
 en el desierto, 
de una ciudad extraña.
Semi apagada la hoguera,
sueña con luces de ámbar, 
rubíes,
 y verdes esmeraldas.
Aparcada en una isleta de la calzada,
entre caravanas de ruido, 
que no de seda.
La sherezade del semáforo, 
me cuenta una historia sin final,
esperando un euro por su pañuelo,
y que mañana,
 vuelva a pasar por su palacio de cartones 
alfombrando su jardín persa, 
de césped mal cortado
y adoquines de piedra,
como si el Rey Shariar, 
su cuento escuchara sin final,
día tras día, en su paso de peatones,
de no sé qué ciudad.

F. Rubio



domingo, 6 de diciembre de 2009

Las camelias olvidadas


Las camelias
olvidadas.

Las camelias olvidadas.

En una mesa de caoba,
un ramo de camelias olvidado,
blanco impoluto,
como el amor del que lo regaló.
El aire lo está secando
por no encontrar el jarrón destinado.
Ramo inoportuno, quizás tardío,
acompañado de una carta
de tierna dedicatoria.
Llora en la estancia vacía,
la cinta que lo abraza,
no pudo sentir el calor de sus manos,
ni el aliento de sus labios,
ella palideció de amor
creyendo que la habías olvidado,
sucumbió a la tristeza incorrespondida.
Camelias que se secan,
camelias que lloran la distancia.
Ahora,
alguien me escribe una carta humedecida.
Diciéndome,
que partiste una madrugada
con los ojos entornados
y lagrimas en tus mejillas.
Que me llamaste amor,
pero no hallaste respuesta.
Que tu corazón se negaba
a parar en el recodo del olvido,
y que gritaste mi nombre
al silencio de los ecos,
convirtiéndolo en latidos.
En besos al aire,
en abrazos perdidos.
Me dice,
que sangró tu pecho,
y una rosa roja tus labios parecían,
cuando besaste por última vez
una foto mía que abrazabas
en el lecho donde tú morías.
Lloran las camelias, llora la cinta,
y en mi pecho una rosa roja queda
herida de amor y ausencia.
Que daría yo por cambiar el tiempo
y darte de nuevo la vida.
Recobrar lo perdido,
poder vivir el amor junto a ti,
y esconderle a la muerte
el camino a tus manos.
Ofrecería mi alma al infierno,
para que tú besaras mis flores,
que olvidadas quedan…
en una mesa de caoba.

F. Rubio ©

Preludio de invierno (haikus)


(Preludio de invierno)

llegó mi otoño,
y cansado yo espero 
mi ultimo invierno.

jardin sombrío
esconde mis tristezas 
roba mi sombra.

frío preludio 
apagando mi llama
talando mi alma.


F. Rubio