viernes, 22 de mayo de 2009

A la deriva sin ti:


A la deriva sin ti:

Imposible navegar sin ti,  sin tus ojos en el horizonte mirando nuestra vela desplegada. Este bajel desahuciado de caricias, no navegará en desafíos, ni mares tormentosos. En el mástil mayor de su pecho  siente tu ausencia  y no navegará sin su estandarte. Sin su brisa rosa y sus besos de fresa no abandonará el puerto, ni la costa, ni la arena. No desarbolará sus azules lonas de nubes, que dan abrigo a nuestra amistad sincera. Ya no surcará los mares si a bordo falta un nudo de su maroma de estrellas. Si tu no estás en su cubierta,  ¿Quien iluminará la travesía bordada de corales? ¿Y quien guiará los delfines a mis sueños, arrullando un poema? No, no navegaré sin ti, no hagas de tu tristeza el anclaje de mi trapío. Zarpa junto a mi timón hacia el cielo de los cometas y regresa dejando estelas. Estelas en el aire rizado  de tu pelo, como diademas de arco iris. Surca este océano, y pondré un mascarón de poesía  en nuestro bergantín. No abandones este corazón que naufraga a la deriva sin ti.  F. Rubio

lunes, 18 de mayo de 2009

Nos dejas huérfanos los versos:

Nos dejas huérfanos los versos: Las almas no volverán, Se quedarán en su refugio Pétreo de paradojas translucidas. Los poetas nos dejan, Y huérfanos se quedan Los versos en el tintero. Ellos, ¡los poetas y sus almas! Nos dejan las musas oscuras, Si, las musas enlutadas En negras procesiones Teñidas de silencio. Adiós, escritores y oradores, Forjadores de sueños, Creadores de tristezas, Inventores de alegrías, Y comadrones del amor. Hoy se marcho otra pluma, Otro poeta,  otro juglar de sentimientos. Adiós Don Mario, Dejaste de navegar  en el exilio de tu mundo, para amarrar en nuestros corazones. Nos dejas tus vivencias Y la de tus gentes, Nos dejas, El sur de tu mirada, La mujer de tu poesía, Y el perfume de tu tierra. Don Mario,  tango uruguayo platense río de enseñanza poética, dramaturgo del bandoneón. Tu siempre tendrás Un rinconcito enmarcado En el álbum de mi memoria. Hoy te digo hasta siempre, Y mi amiga Ángela también, Ella te guarda en su corazón Junto a un poema inédito En su libro de olas, Navegando sobre el, Hoy besa tu partida. Con el corazón encogido A Mario Benedetti. F. Rubio

sábado, 9 de mayo de 2009

Ella…mi reflejo.


Ella…mi reflejo.

El alma que me acompaña cada día
el espejo donde mirarse,
el reflejo donde quererse.
Se despierta a mi lado cada mañana,
apenas sin hacer ruido, 
mesa su pelo, lava su cara,
y desea los buenos días.
Vestido humilde, gesto amable, 
zapatitos de tacón,
y olor a pan recién horneado.
Ella se sienta en la mesa 
con ademán bondadoso,
me mira, y hecha a volar un beso
pregunta ¿como estas?.
Ella, el alma mía, 
la mujer que quiero y me quiere, 
mi compañera de viaje,
mi espejo fiel, mi amor, mi dueña.
Ella…mi tesoro.

F. Rubio


viernes, 8 de mayo de 2009

Enamorada del sol:


Enamorada del sol:

Aun pareciendo ausente, 
ella, estaba ahí,
con su mirada perdida en el cielo
soñando corazones en las nubes,
ella, pensaba en el.
Levitando sobre su frágil mundo 
y construyendo versos de imaginación,
versos con la cordura quebrada al nacer.
Inocencia eterna de niña
en su cuerpo de mujer,
enamorada del sol, 
de la mañana y del atardecer.
Cartografiaba besos pintados en un papel,
quería ser golondrina 
para acercarse en su vuelo,
amaba al sol y soñaba casarse con el.

F. Rubio


martes, 5 de mayo de 2009

No me castigues:


No me castigues:
Déjame tus huellas en mis suspiros,
Pero no me pidas que te deje.

Castígame sin tus miradas,
Pero no me dejes sin la luz de tus ojos.

Escóndeme tus palabras,
Pero no me quites la miel de tus labios.

No nombres mi calle,
Pero pasa bajo mi ventana,

Dejaré una mantilla de besos
y claveles para tu pelo.

F. Rubio

jueves, 23 de abril de 2009

Otra vez aquí:

Otra vez aquí 

pensando en ti, 

en tus besos, 

en la historia que terminó 

cuando te marchaste. 

 

El silencio, el dolor,  

me consume, 

que amargo sin tu mirada. 

 

Otra vez aquí, 

deshojando el tiempo, 

desempolvando recuerdos. 

 

Navegando en la tristeza 

con el rumbo perdido  

en el mar del olvido. 

 

Otra vez aquí, 

intentando acostumbrarme 

a la imperturbable soledad.

 

Mirando el horizonte, 

que se une al cielo 

en un beso eterno. 

 

Sintiendo celos 

de su amor duradero. 

 

Otra vez aquí, 

sentado en el vacío, 

sintiendo vértigo 

con las caricias perdidas, 

y los susurros del viento. 

 

Otra vez aquí, 

esperando un regreso, 

un ¿cómo estás? 

una mirada, 

un beso.

 

Un latido que cambie

esa triste melodía

de mi corazón. 

 

Si… otra vez aquí, 

regando el papel,

con lágrimas amargas. 

 

Sintiéndome solo, 

esperando tu regreso, 

mirando el horizonte.

 

Rogándole al cielo

que vuelvas.

 

Si, otra vez aquí... 

esperándote. 

 

 F. Rubio (c)