domingo, 6 de diciembre de 2009

Las camelias olvidadas


Las camelias
olvidadas.

Las camelias olvidadas.

En una mesa de caoba,
un ramo de camelias olvidado,
blanco impoluto,
como el amor del que lo regaló.
El aire lo está secando
por no encontrar el jarrón destinado.
Ramo inoportuno, quizás tardío,
acompañado de una carta
de tierna dedicatoria.
Llora en la estancia vacía,
la cinta que lo abraza,
no pudo sentir el calor de sus manos,
ni el aliento de sus labios,
ella palideció de amor
creyendo que la habías olvidado,
sucumbió a la tristeza incorrespondida.
Camelias que se secan,
camelias que lloran la distancia.
Ahora,
alguien me escribe una carta humedecida.
Diciéndome,
que partiste una madrugada
con los ojos entornados
y lagrimas en tus mejillas.
Que me llamaste amor,
pero no hallaste respuesta.
Que tu corazón se negaba
a parar en el recodo del olvido,
y que gritaste mi nombre
al silencio de los ecos,
convirtiéndolo en latidos.
En besos al aire,
en abrazos perdidos.
Me dice,
que sangró tu pecho,
y una rosa roja tus labios parecían,
cuando besaste por última vez
una foto mía que abrazabas
en el lecho donde tú morías.
Lloran las camelias, llora la cinta,
y en mi pecho una rosa roja queda
herida de amor y ausencia.
Que daría yo por cambiar el tiempo
y darte de nuevo la vida.
Recobrar lo perdido,
poder vivir el amor junto a ti,
y esconderle a la muerte
el camino a tus manos.
Ofrecería mi alma al infierno,
para que tú besaras mis flores,
que olvidadas quedan…
en una mesa de caoba.

F. Rubio ©

Preludio de invierno (haikus)


(Preludio de invierno)

llegó mi otoño,
y cansado yo espero 
mi ultimo invierno.

jardin sombrío
esconde mis tristezas 
roba mi sombra.

frío preludio 
apagando mi llama
talando mi alma.


F. Rubio

domingo, 15 de noviembre de 2009

Mi deuda contigo:





Mi deuda contigo:
A veces, aún cansado me libero
del hastío acurrucado en mis ojos,
Siento como se eleva el alma
al contemplar tu sonrisa
esperándome en la puerta del jardín,

Entonces, el corazón me da un vuelco de vida
que ya creí perdida en el ocaso
de mis descubiertas cicatrices,
Que reflejan los años pasados.


Hoy vengo a tu regazo a perderme,
A sentir calor eterno,
A servirte mil sorbos de felicidad
en la copa de mis manos,
En el cáliz de mis labios.


A premiar tu fidelidad a mis locuras,
A regalarme a ti, por ser la diosa de mi universo,
La madre de mis cosechas,
El abrigo que me resguarda del frío,
La paciencia que me aguanta.


Hoy vengo a cuidarte…mi esposa,
Porque todo te lo debo,
A ti me ofrezco… mi tesoro.

F. Rubio ©

viernes, 13 de noviembre de 2009

Rebobinando malos sueños:



He querido cerrar los ojos
para que se desvanecieran
los gritos ocultos en la trastienda
gris de los sueños.
No quiero ser envuelto
por huracanes preñados de miradas
odiosas, y bocanadas de falta de respeto.
Por eso me siento en un halo del precipicio
a mirar cómo pasa la mezquindad
disfrazada de sonrisa,
enseñando el destello dental
entre labios forzados de medias lunas,
y arrogantes saludos arropados
de soberbia con gabardina.
He querido soñar de nuevo
por si tan solo fue una foto borrosa
que se veló en un mal momento.
Pero el sueño me niega,
no quiere rebobinar penas,
y trato de encontrar alegrías
en estanterías polvorientas de recuerdos.

F. Rubio