sábado, 22 de mayo de 2010

Los celos del mar, la luna y la noche:


Los celos del mar, la luna y la noche:

Cuando las olas recogen sus rizos
y dejan vacías las huellas de la arena,
gimen las rocas ruborizadas
observando las embestidas de la noche
que cabalga sobre la luna desnuda.

El aire silba notas de violines
y el horizonte…
corta como el filo de una espada,
el reflejo refulgente del mar enamorado.

Desprendiéndose de las intimidades celestiales,
las estrellas una a una van cayendo
sobre el rojo lecho de coral tejido
por los besos silenciosos de la noche.

Y al despertar el alba,
la luna abandona los abrazos nocturnos
dejando corazones dibujados en la playa,
y el mar, embravecido por los celos,
con sus olas los va borrando.

F. Rubio

viernes, 7 de mayo de 2010

Quizás algún día:


Quizás algún día:

Quizás algún día,
La rosa muera en mi pecho
De primavera tardía
Y un caracol recorra mis huesos
Comiéndose las hojas muertas.

Quizás algún día,
La luna se bañe en besos
De nata y mermelada de fresa
Y abandone la noche en la cama
Para engañarla con el día.

Quizás algún día,
El agua riegue mi campo
Dándole verde a mi vida
Y en ella florezcan versos
Entre los surcos de mi tristeza
Y los trigales de tu alegría.

Quizás algún día,
Tú dejes la pena en la sombra
Y me traigas en un bolsillo
El fuego de tu sonrisa
Para encender una llama
Entre tu cuerpo y el mío.

Quizás algún día,
Tú vueles con el viento
Humedeciendo las olas
Que refrescan mi arena
Y podré despertar cada mañana
Abrazado a tu mirada.

F. Rubio

miércoles, 21 de abril de 2010

En el lugar donde habita el olvido:


En el lugar donde habita el olvido:

En las tejas de mi viejo tejado
Se va acumulando la nieve,
Y mis sienes,
Frías se van quedando,
Aunque las cobije bajo un sombrero
De años y recuerdos abrigados.
Los cristales de mi ventana,
Apenas dejan pasar la luz del día,
Y a lo lejos los arboles me llaman,
Echan de menos los paseos matinales,
Y el eco de mis pensamientos
Que se columpiaban en sus ramas.
En la verja de mi patio ya baldío,
Hay una puerta entornada,
Y un perro que sentado espera
La salida de su amigo,
Se está quedando dormido en la piedra,
Y junto a la mecedora de mi porche,
Está enraizando el olvido.

F. Rubio

viernes, 16 de abril de 2010

Noches en un papel:




Noches en un papel:

Tú fuiste mi faro en la luna,
Y hoy,
escribo en mi cara,
y en mis manos,
lágrimas rotas que viajan
en un papel,
y que el viento lleva hacia ti.

Escribo en un puñado de tardes
donde te extraño,
he intento imaginarte
abrazándote a mí.

Tan lejos,
 y tan cerca,
que mis ojos no aciertan
a ver las letras que escribo
en las hojas suspendidas
de tu imagen.

Escribo versos rotos,
intentando borrar las noches
que sufro sin ti.

Noches ahogando mi vida,
y besándote en la oscuridad,
bajo mi almohada.

Inventando caricias
que me saben a sal.

Hoy te mando besos
encerrados en un sobre,
con un sello mal pegado,
por un soplo de dolor.

Y esperando que me abras
un rinconcito,
en tus noches de papel.

F. Rubio

martes, 2 de marzo de 2010

La espera de una rosa muerta:


La espera de una rosa muerta:

Hoy, como cada tarde
 la he visto llegar,
se sienta sola
en un rincón a esperar.

Como cada tarde
 al perderse el sol,
ella está ausente,
esperando su amor.

El bolso en su regazo,
sus manos sujetándolo
y su mirada cándida,
como la vez que la besó.

Como cada tarde,
 lo espera tras el cristal
con la mirada perdida,
 en el café de la estación.

Los trenes pasan,
el reloj avanza
y ella, mira cada puerta,
cada vagón.

Cuando se paran,
cuando se abren,
cuando baja alguien,
da un salto su corazón.

Como cada tarde,
con lápiz y papel ,
sobre la fría mesa
escribe cartas a un amor.

Cartas que nunca le dio,
y que guarda
junto a la rosa muerta,
que un día el besó.

F. Rubio (c)



A Salamanca y al Tormes:




A Salamanca y al Tormes:

Bancadas de piedra cortando
la cabellera del río, peinan
arcos de historia y leyendas.
Caminos de adoquines negros
entre dos puertas abiertas,
paseos de enamorados
bajo farolas postmodernas.
Enciende el espejo la noche,
donde la luna baila sola.
Arte romano del río Tormes,
puente rendido al lazarillo
que canta a la lavandera
arrodillando la quebrada.
Mientras el peregrino pasa
dejando su huella impregnada
en la vía de la plata.
Puerta del río de Salamanca
que sus torreones abrazan
donde Fray Luis de León
Alzó muros de poesía,
y Espronceda sembró la orilla
de eternos amores cautivos.
Donde los pintores sueñan
que su catedral es el cielo,
y su río el camino lácteo
del universo salmantino.


F. Rubio (c)