domingo, 25 de julio de 2010

Y arriba ya no queda nada:








Y se hizo la noche con su longevo negror,
Y su espeso gesto dormido.
Miré en su interior sin poder ver nada,
Tan solo la oscuridad,
Que fijamente me miraba
Y robando la luz de mis ojos…
Supe, que arriba ya no había nada,
Nada con que soñar…
Nada por lo que vivir…
Nada que me ate aquí…
Nada, nada, nada.
Y se hizo la noche con sus gestos sin vida,
Con sus lacónicos sonidos.
Ungiendo mi frente,
Vertiendo desanimo en mi destino,
Bañando de frio mis oídos
Y ahogando mi pensamiento
En su oscuro rio y su profundo abismo.
Y ya no lloro…
Ya no vivo…
Tan solo… siento frio.

F. Rubio

domingo, 4 de julio de 2010

Se oxidó el silencio:




Se oxidó el silencio:

El tiempo, me va dejando solo
como a una baranda
en un viejo mirador
de la montaña más olvidada.
Mi cuerpo se despoja capa a capa
de piel óxidada,
dejando al descubierto el esqueleto,
de una escultura
erosionada por el silencio.
Sangra mi costado,
regando mis zapatos pisada tras pisada
dibujando en mí camino,
La firma de mi triste figura y,
el maltrecho dolor
que me ha acompañado.
El olvido, clavó la lanza de longino
asegurando mi muerte
y derramando el agua que fecundó mí destino,
perforando el viejo metal
que había forjado… tu amor y el mío.

F. Rubio

sábado, 22 de mayo de 2010

Los celos del mar, la luna y la noche:


Los celos del mar, la luna y la noche:

Cuando las olas recogen sus rizos
y dejan vacías las huellas de la arena,
gimen las rocas ruborizadas
observando las embestidas de la noche
que cabalga sobre la luna desnuda.

El aire silba notas de violines
y el horizonte…
corta como el filo de una espada,
el reflejo refulgente del mar enamorado.

Desprendiéndose de las intimidades celestiales,
las estrellas una a una van cayendo
sobre el rojo lecho de coral tejido
por los besos silenciosos de la noche.

Y al despertar el alba,
la luna abandona los abrazos nocturnos
dejando corazones dibujados en la playa,
y el mar, embravecido por los celos,
con sus olas los va borrando.

F. Rubio

viernes, 7 de mayo de 2010

Quizás algún día:


Quizás algún día:

Quizás algún día,
La rosa muera en mi pecho
De primavera tardía
Y un caracol recorra mis huesos
Comiéndose las hojas muertas.

Quizás algún día,
La luna se bañe en besos
De nata y mermelada de fresa
Y abandone la noche en la cama
Para engañarla con el día.

Quizás algún día,
El agua riegue mi campo
Dándole verde a mi vida
Y en ella florezcan versos
Entre los surcos de mi tristeza
Y los trigales de tu alegría.

Quizás algún día,
Tú dejes la pena en la sombra
Y me traigas en un bolsillo
El fuego de tu sonrisa
Para encender una llama
Entre tu cuerpo y el mío.

Quizás algún día,
Tú vueles con el viento
Humedeciendo las olas
Que refrescan mi arena
Y podré despertar cada mañana
Abrazado a tu mirada.

F. Rubio

miércoles, 21 de abril de 2010

En el lugar donde habita el olvido:


En el lugar donde habita el olvido:

En las tejas de mi viejo tejado
Se va acumulando la nieve,
Y mis sienes,
Frías se van quedando,
Aunque las cobije bajo un sombrero
De años y recuerdos abrigados.
Los cristales de mi ventana,
Apenas dejan pasar la luz del día,
Y a lo lejos los arboles me llaman,
Echan de menos los paseos matinales,
Y el eco de mis pensamientos
Que se columpiaban en sus ramas.
En la verja de mi patio ya baldío,
Hay una puerta entornada,
Y un perro que sentado espera
La salida de su amigo,
Se está quedando dormido en la piedra,
Y junto a la mecedora de mi porche,
Está enraizando el olvido.

F. Rubio

viernes, 16 de abril de 2010

Noches en un papel:




Noches en un papel:

Tú fuiste mi faro en la luna,
Y hoy,
escribo en mi cara,
y en mis manos,
lágrimas rotas que viajan
en un papel,
y que el viento lleva hacia ti.

Escribo en un puñado de tardes
donde te extraño,
he intento imaginarte
abrazándote a mí.

Tan lejos,
 y tan cerca,
que mis ojos no aciertan
a ver las letras que escribo
en las hojas suspendidas
de tu imagen.

Escribo versos rotos,
intentando borrar las noches
que sufro sin ti.

Noches ahogando mi vida,
y besándote en la oscuridad,
bajo mi almohada.

Inventando caricias
que me saben a sal.

Hoy te mando besos
encerrados en un sobre,
con un sello mal pegado,
por un soplo de dolor.

Y esperando que me abras
un rinconcito,
en tus noches de papel.

F. Rubio