lunes, 26 de mayo de 2008

Colores de tu alma:

Colores de tu alma

Como las dunas de Doñana,
así queda mi corazón,
cuando tu luz lo ilumina,
atrapado entre la mar y los pinos,
reflejando colores cálidos,
rojos, violetas y dorados,
como las puestas de sol en verano,
creando el horizonte con colores de tu alma.
Mi corazón se acelera cuando escucha tu voz,
susurrándome al oído,
como el viento cuando mueve la arena,
como los pinos cantándole a la tarde.
Mi corazón se calma,
Cuando se refleja en el espejo de tu mirada,
cuando tu belleza emana,
colores de tu alma,
rojos, violetas y dorados.


F. Rubio

Cartas de amor:


Cartas de amor:

Quiero pasar esta noche,
escribiendo cartas de amor,
cartas como pergaminos antiguos,
que con el paso del tiempo,
aumentan de valor.
No se puede medir la pasión
con que te quiero.

No hay fuerza en el universo,
para expresar lo que siento.
Quiero pasar esta noche,
sobre la cabecera de nubes
que forma tu pecho.

Como espuma salada del mar
que llega a mi puerto,
para poder navegar
sobre las olas azules de tu pelo.

Quiero dormir esta noche,
para poder soñarte a mi lado
y poder abrazarte dormido,
para despertar en el paraíso
y poder mirar
los luceros de tus ojos cada mañana.

Quiero dormir esta noche,
junto al calor de tu hoguera,
para avivar la lumbre
que tu luz desprende,
con el corazón encendido
y mi alma en llamas.

Quiero pasar esta noche,
escribiendo cartas de amor,
con tinta de besos
y abrazado a tu corazón.

F. Rubio

Versos para el recuerdo:



Versos para el recuerdo



Versos para el recuerdo,
Como cuentos de ilusión,
la palabra escrita en el cuaderno,
hojas de la memoria,
no dejes de leerla con amor,
pues son palabras del corazón.
Versos para el recuerdo,
forman parte de nuestro ser
no reniegues lo que sientes
pues sentir es noble condición
trazos de recuerdos y sentimientos
en papel arrugado de emociones.
Como cuentos de ilusión,
escribimos nuestras vidas,
y como niños preguntamos,
como escribir la amistad,
se escribe, con el corazón
y se lee con el alma,
como cuentos de ilusión.


F, Rubio

A tí mujer:



A tí mujer

A ti mujer,
que Dios te hizo como las rosas,
que te dio el perfume
y la frescura,
para inundar de momentos bellos,
el despertar de cada día.

Mujer, alma sencilla y cariñosa,
como la suavidad de las nubes
en días de primavera,
bañados por el rocío sobre las flores.

Mujer, que del dolor repartes vida,
que haces grande
lo que de tu vientre mana.

Mujer, diosa de la belleza,
que los pintores
reflejan en sus lienzos
para el disfrute de las pupilas.

Mujer, nunca cambies tu dulzura,
porque tú eres...
la razón de las maravillas
que la vida nos da.

Porque despertar sin ti
no tiene sentido.

Mujer, madre del mundo,
cuanto te debemos,
y no podremos agradecerte,
tú que todo lo das...
A cambio de tan poco.

Mujer, hermosa,
como los amaneceres soleados,
como las noches estrelladas,
con la luna bañando tu dulzura.

Sé mujer, la razón de vivir,
para que la vida,
te devuelva lo que tú...
le das a ella,

Suavidad,

belleza,

dulzura... Y amor.


F. Rubio

Ausencia:

AUSENCIA
Hoy me he levantado triste,
he mirado tu lado de la cama
y solo encontré
la huella dejada del pasado.


Perfumes perdidos en el tiempo,
pétalos de rosas marchitados.

Hoy me he levantado triste,
no puedo fingir alegría,
mi corazón no entiende tu ausencia
y reclama el sabor de tus besos,
yo tengo que vivir sin ellos.

Hoy me he levantado triste,
mi alma se muere de amor,
tú te marchaste del lecho tibio.


Una bolsa por maleta
y encerrado en ella
iba el dolor,
dejaste rastros de lágrimas,
que derramaban noches de estrellas.

Hoy me he levantado triste,
abro la cortina
y miro la cama,
tan solo quedan trazos de noches
de besos suaves
y dulzor amargo.


La luz del día borra las líneas
que en las sabanas dejaste
semejando planos arrugados
de la cartografía de Eros.

Hoy me he levantado triste,
busco en el cajón vacío,
solo quedan trozos de caricias
y sueños rotos en el fondo.


Con miradas frías del pasado,
y el silencio de las palabras.


F. Rubio

Triste esta la tarde:



Triste esta la tarde

 

Triste está la tarde,
empieza a oscurecer,
gris se pone el cielo 
y gris mi corazón.

Contemplo por la ventana
la gente pasar con prisa,
nadie se mira...
Nadie se para,
qué triste está la tarde,
qué triste mi corazón.

Como extraños en una estación,
sentados en el mismo banco,
sin mirarse el uno al otro,
así me siento esta tarde.

Solo,
esperando que pase el tren de la soledad,
para sentarme
en el vagón de la tristeza,
y mirar a los que nos van dejando
en cada estación.

Qué triste está la tarde,
qué triste mi corazón.

Son estaciones
como el camino de la vida,
-estaciones-
como días de soledad.

Se sientan,
pasajeros que no conoces,
pero hacen el camino
junto a mí.

Luego se bajan
en algún momento de tu vida
y vuelves a sentir la soledad,
triste está la tarde
y el cielo gris
qué triste está mi corazón.

 

F, Rubio (c)

La soledad





La soledad:

La soledad dibuja sombras
en la ventana de mi corazón,
ha eclipsado la luz de tus pupilas.

Nunca olvidaré lo que sentí a tu lado,
como un vendaval de dulzura
tu presencia me elevaba al cielo.

La soledad,
ha oscurecido los recuerdos,
miro y no te veo,
busco y no te hallo.

Tu luz ya no refleja en mi pecho,
se ha vuelto negra,
como la noche sin luna.

Ya no percibo tu presencia,
-quizás-

Eras una quimera,
-quizás-

 Eras la soledad.

F, Rubio (c)

Se quebro la llama




Se quebró la llama

 



En el silencio de la mañana…

como cuando un ángel pasa,

y deja su fragancia de jazmín.

El silencio roto por el sonido

al bailar los dedos sobre el teclado,

como si de una zambra se tratase,

como si tocasen…

martinetes de madrugada.

Leí tus letras que me saludaban,

¡Buenos días amigo!

Recitando poemas?


Despertar de un día pasado,

con amarguras de muerte,

¡Qué bien poder leerte amigo!

Dolor en el alma...

pero tengo que olvidarlo,

porque si no...

Despertar no puedo.

Se fue una vida,

cayó al vacío,

rompió la rama,

como se apagó su vela…

Se quebró su llama.

Pero de eso se aprende

que las pequeñas cosas

son las que nos iluminan.

Pobre alma,

se rompió la mañana.

Sobre el teclado lloro,

sobre el teclado…

suena una zambra,

sobre el teclado mis lágrimas,

bailan martinetes de madrugada.

Buenos días amigo.

Tú… me alegras la mañana.


F. Rubio (c)

 

 

Despertar sudoroso y frio

Despertar sudoroso y frio:
Despertar sudoroso y frio
de un sueño que manaba
realidad y sentimiento.
Despertar de la infancia
perdida por la ignorancia,
que te lleva a olvidar
el sentido del tiempo.
Que hacemos en la vida,
sí como tormentas de luz,
solo reflejamos
los momentos que perdimos.
Despertar sudoroso y frio,
con temblores de vejez
por no saber qué momento,
hizo cambiar el paso de la juventud.
Amanecer con sentimientos
de haber perdido
las horas de la vida
como en el reloj
que se paro en el ayer.
Despertar sudoroso y frio,
que me lleva a pensar
en lo que soy y lo que pude ser.
Despertar sudoroso y frio,
que me hiela el sentimiento
de los momentos vividos,
momentos que no volverán
y  como agua que se seca
en el vacío de la tierra infértil
sin dar el fruto de la vida,
siento el paso de los días,
como amaneceres huecos
de sonido sin retorno.
Despertar sudoroso y frio,
quiero seguir dormido,
para soñar lo que he vivido
y no volver a despertar,
sudoroso y frio.

F. Rubio

El niño de los zapatos:


Cuerpo menudo
mirando al suelo,
cargado de hombría
gana su sueldo,
apenas trece años
y deja el colegio,
para cargar zapatos de sueños.
Cajas de madera
amontonadas en un camión
que mueve cada mañana,
al despuntar el sol,
malos modos
le reciben del dueño…
 tan solo es un niño pequeño.
Faltó a la escuela
para ayudar a La familia,
diez bocas que llenar.
Por ciento cincuenta pesetas
no duda madrugar
por mercados de tierra
arrastrando una lona
repleta de calzado
que hay que vender.
Se para y grita,
apenas le sale la voz,
señora diez duros el par,
cómpremelos señora,
mis zapatos de sueños,
cómpremelos señora,
no me riña el dueño,
que le tengo temor.
Cuerpo menudo mirando al suelo,
no le vayan a reñir,
solo quiere acabar el día
para entregar el sueldo a su mamá.
Zapatos de sueño
vende el chaval,
yo lo vi llorar,
con la lona arrastrando
y el dueño detrás.
Cuerpo menudo mirando al suelo,
no llores pequeño,
ya no es tiempo de jugar,
dejaste la escuela
para trabajar,
hay diez bocas que llenar,
zapatos de sueños
vende el chaval.
F. Rubio