jueves, 12 de junio de 2008

Los echo de menos:


Los echo de menos:
Como buitres merodeando en mi carroña,
así he sentido la mirada tras de mi espalda,
yo no lloro por los que se marcharon...Lloro!
por los que se quedaron atrás a consolarme,
quizás ellos son el infame pecado oscuro,
solo pido que Dios los ilumine, los guie,
y haga para ellos la bondad en sus corazones.

Atrás quedaron los buenos ratos de partidas,
los quereres, y las sonrisas de tarde amiga,
ya no vale el recuerdo, no, apagaron la luz,
cayeron al negro saco, roto por los celos
y con manos baldías de la sombra oculta,
los tiremos al pozo sin fondo del olvido
y el desprecio,
por vanidad, nos guió a la envidia;

¿Donde están? los que fueron heridos en el alma,
los echo de menos y lloro, ¿quizás los quiero?
siento la nostalgia de esas tardes de tertulia,
como cuando abro el álbum de las fotos gastadas
que me hacen recordar, imágenes que pasaron,
que no volverán, pues tan solo queda el recuerdo.
¡Recordar! la hora del final, llega para todos;
en esa hora todos somos iguales al tiempo,
almas que se unen en el segundero del aire
y cuerpos que se convierten en tierra fértil,
para abonar la tierra a los que llegan detrás,
como las flores nuevas, que también marchitaran,


F. Rubio
Dedicada a mis amigos y amigas de la perla
con cariño ( reflexionemos amigos )

miércoles, 11 de junio de 2008

Salvemos la tierra


LA MAR SE MUERE:

Se ha quedado el gran albatros ciego, sin su vuelo,
hundidas en negra sangre, sus alas quedaron,
remontar su vida, el ya no puede… se oye el duelo,
ya no brilla el sol sobre el mar, que ellos maltrataron.

La luna llora amargas lágrimas en la arena,
con la marea y la roca del muerto coral,
la gaviota gris quiebra el llanto de la sirena,
luto de espuma y tinte de sombrío mural.

Manchando las playas de venenosos vertidos,
los delfines ya no cabalgan sobre las olas,
la ballena desfila a velar a los heridos,
y tocan lamentos de viento, las caracolas.

Sumergida bajo los océanos sin luz,
la madre tierra dirá, ya basta de agresión,
como una anciana madre, por su hijo va a la cruz.
cansada de que el hombre, le rompa el corazón.


F. Rubio.

domingo, 8 de junio de 2008

Mi ángel...Mi mujer.

Mi ángel...Mi mujer.
Andaba perdido en la bruma del camino
sin sentido de la vida
y como un ángel apareció ella,
la luz que guía mi barco para que no encalle
en las arenas del olvido.
Ella es el faro de ternura que me alumbra
y la pena arranco de mí ser,
para poner velas a mi playa de amargura
y convertirla en el coral rojo del amor.
Ella es el viento que me empuja a navegar
y me ayuda a levar anclas,
poniendo rumbo a la costa de su piel.
Ella es la línea que me marca el horizonte
de su mirada cuando despierto cada amanecer,
como la quiero,
sin ella moriría perdido otra vez ,
en la niebla de la noche más negra.
Por eso es ella, siempre ella,
Mi ángel… Mi mujer.
F. Rubio
A mi esposa que la quiero.

sábado, 7 de junio de 2008

Volvere


Volvere:

Oh cielo...
que amaneces junto a mi amada,
dile, que pronto la veré,
añoro sus caricias, sus besos, su mirada
y a despedirme no volveré,
pues la pena me embarga el corazón,
Oh luna...
que besas su cara dormida,
alumbra mi desesperación,
porque a mi lado sola esta la almohada
y se me rompen las venas de la razón,
Oh estrellas...
candiles de madrugada,
guiadme hasta su abrazo embriagador,
para poder besarla,
pues sin su amor...
yo muero de dolor.


F. Rubio

viernes, 6 de junio de 2008

La pequeña rosa


 
 
 
 
La pequeña rosa dormida:Una tarde sentados al abrigo de la mesa camilla, un pequeño brasero calentando los pies escondidos bajo la humilde mesa, sobre la cual había un mantón bordado con flores de azucenas, que semejaban salirse de la hermosa tela, para florecer en la estancia medio alumbrada de la casa. En el aire flotaba un aroma a rosquillas de azúcar recién hechas por las manos suaves de la abuela, que sentada junto a la mesa con sus cansados ojos tras los cristales gastados de sus gafas, comienza a contarnos historias y cuentos, que la vida le ha dejado en sus canas blancas de dulce apariencia. Y dice: Había una vez.  Una niña muy pequeña de tez blanca y pelo moreno ensortijado, ¡muy hermosa! pero también pobre… Pero que muy pobre, que estaba cuidando un rebaño de cabras en la ladera de un monte muy cercano a estos parajes. Un día muy caluroso, al calor del mediodía, quedó dormida por el cansancio que suponía para su pequeño cuerpo, el trabajo acumulado, y sobre la hierba, acomodó su frágil silueta, para sumirse en un profundo sueño. Y empezó a soñar que era como las golondrinas de la primavera, y volaba por encima de las montañas, para luego bajar al rio, y con su pico, recoger el barro para formar su nido, Bajo los tejados de las casas del pueblo, donde la pequeña pastora nació. Con su vuelo se acercó a la ventana de una casa, y a través de los cristales, observó como unos muñecos hechos de trapos viejos, con agujas de oro e hilo de plata, bordaban un manto, para una señora bellísima, de apariencia angelical, que sonreía mientras veía asomada a la ventana, a la frágil golondrina. Aquella señora, tenía una luz resplandeciente, y se acerco a la cara de la golondrina para darle un dulce beso, y susurrarle con voz muy dulce al oído… Pequeña golondrina, vuela alto, y tráeme con tu pico, una rosa blanca que duerme en la montaña, pero ten cuidado, no las vallas a despertar, pues podría perder su hermosura de blanca porcelana. La golondrina alzó su vuelo y con sus alas azules de primavera, atravesó el cielo para buscar la rosa dormida en la montaña, y la cogió con su pico sin apenas rozarla, para no perturbar el sueño de la pequeña rosa. La golondrina depositó la blanca rosa con amor sobre las manos suaves de la señora, y esta… Acariciando sus pétalos blancos como las nubes, la puso dormida sobre una cama de mullidos cojines de lana nueva y la tapó con el bello manto que los muñequitos habían bordado. Y susurrándole al oído con suaves murmullos; Le dijo: mañana despertarás siendo la niña más feliz de la tierra, pues crecerás, te casarás y tendrás un marido honrado, que te amará ante todas las cosas. Y serás madre de unos niños preciosos y cuando tus hijos sean mayores, te darán unos nietos encantadores, que oirán con atención las historias que tú les cuentes. Y sentados al refugio de una mesa camilla, soñarán que son golondrinas de primavera, para volar hacia el cielo de la alegría, y jugar con una rosa blanca dormida en la montaña. Que les contará cuentos, y les hará rosquillas de azúcar.

F. Rubio

jueves, 5 de junio de 2008

La memoria de la noche


La memoria de la noche:

La luna llora pétalos de estrellas
y con sus lágrimas… ilumina el agua…
el agua… del rocío del alba.
Mi amor no despierta sin cielo,
pero me deja de madrugada,
no cierres las ventanas… quiero sentir…
sentir….como mi corazón te reclama
con las brumas de la mañana.
Mi aurora se ha vuelto descuidada,
pues no tiene…. de la noche la memoria,
los sueños se apagan como una flor deshojada
que marchita el brillo de tu mirada,
pétalos de estrellas… la luna lloraba…
lloraba la luna... por la noche sin memoria.

F. Rubio