Tengo la sensación de
caminar
solo por un camino sin final,
nadie me acompaña.
Solo sombras
que a menudo creo
verles la cara,
pero siento que
son
alucinaciones de mi soledad,
espejismos de la culpa,
Síntomas de carencias de cariño
o solo desiertos en mi mente.
Y el camino se me hace
cada vez
más largo y duradero,
y quiero descansar…
acostarme a la sombra de un árbol
que apacigüe mi cansancio.
Solo quiero sentir la quietud de
mi vida
y la armonía de la respiración
conjugada
con el viento.
Pero no encuentro dicho palio
que albergue mi tristeza
y la balancee hasta dormirla.
He de seguir caminando,
hasta que el horizonte me duela
en los ojos
y los pies sangren.
Quizás de esta manera
expíe la
mirada en mi espalda
y no sienta peso en mi cabeza.
Y si la brisa, acompañando mi
destino,
quizás entonces sepa a donde me
dirijo
y si ha valido la pena caminar,
cargando tantas lágrimas.
F. Rubio ©