Anoche cuando dormía,
algo me abandono,
como un rumor de mi alma desvalida
y la ventana astral de mi ser,
encontró abierta.
Sentí marcharse,
al ave azul de los sueños,
solo ante la oscuridad
de la noche cerrada
me vi llorando sobre
los brazos de terciopelo,
de la madrugada desierta,
que ronda serena
las callejuelas
y plazas de los sentidos.
No quiero despertar vacío…
mi ventana sigue abierta,
quizás regrese
el aliento perdido en la orilla
del lago profundo
de la pesadilla agónica.
No quiero ver el alba
caminando sola
hacia la frialdad negra,
de mi cuarto de lágrimas.
Quiero seguir dormido
y que la luciérnaga nocturna,
ilumine el camino de regreso
de los sueños perdidos
en los jardines de estrellas fugaces,
que duermen en el regazo
del agua fría y bañan
el laberinto de montañas
de mi conciencia dormida.
Quiero cerrar la ventana
del desalojo de mi memoria,
para tener guardados
en el joyero etéreo del alma,
lo que mi vida recopiló
en los libros de mi existencia,
esta noche...
cerraré la ventana del sueño.
F. Rubio
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