Se marcha mi vida en tus caricias
cuando despierta la madrugada
y abandonas lentamente mi alcoba.
Me dejas la huella de tus besos,
meciéndose en el trapecio de mí sueño
y sin poder callarlo…
Se escapa otro quejido,
se escapa otro lamento…
Otra despedida amarga,
esperando la siguiente madrugada.
Siento como la marea se aleja…
abandonando la playa,
me deja despojado de tus manos,
y en el desolado desierto…
De las vacías sabanas,
donde anida el ave de la mañana
desterrándome de tu cuerpo,
Con sus blancas alas.
La luz me ciega el alma
escondiéndome tus ojos
para que no pueda taparme…
Con el velo de tu mirada,
me va dejando que se pierda la memoria
olvidando los latidos que se alejan…
Con tus caricias y mi vida,
llevándose,
Quedo esperando el renacer de otra noche…
Otra madrugada,
escondido bajo el sauce de sus caricias
Tapado con su mirada.
F. Rubio (c)