martes, 11 de agosto de 2009

Esfinge de mi recuerdo:


Esfinge de mi recuerdo:

La noche se hace eterna, 
no se, si fue un sueño,
un gato negro despertó 
el profundo presagio
de malos augurios, 
y un salto de velos negros,
siguió el destino fúnebre 
de un ser querido.

Solo le quedan 
vagos recuerdos 
de una esfinge de pelo negro 
y verdes ojos 
postrada a sus pies.

El pequeño vidente, 
llama extrañado,
Mamá ¡ hay un gato en mi cama! 
No, no hay nada,
duerme mi niño.

Y el cielo, 
le hizo un gesto 
tras la nocturna luna;
la mañana traía llantos, 
y el…. 
no entendía el destino.

Funesta mortaja, 
yace en el tronco de pino
convertido en su ultimo hogar,
enraizando en el cuenco, 
raíces pegadas al ladrillo
de la ciudad de los caídos 
bajo losas esculpidas.

Una cruz será su norte, 
y la negra esfinge
seguirá dormida 
a los pies de su cama,
vigilando el tiempo 
de los relojes muertos 
y al niño dormido.

La profecía del sueño, 
se ha cumplido
sin poder descifrar 
la premonición
del pequeño visionario, 
y la llegada del negro felino. 

F. Rubio

Viviendo en tu cama:



Viviendo en tu cama:

Hoy no hagas la cama,
descubriremos sus sueños
presos de nuestros cuerpos
desprendiendo rubores
de amantes escondidos
entre tu vientre y el mío
alumbrados por lámparas
en silencios carnales,
susurrando suspiros
y calurosos encuentros
de tu fuego frente al mío.


Déjala, que inunde la luz
de nuestra unión infinita,
que recuerde brindis de sexo
golpeando en las entrañas
de cavidades perfumadas
con fragancias derramadas
en las copas de nuestro
ultimo riego divino.


Déjala, no deshagas la calida noche,
que tu carne comió de mi carne,
e invitemos a Eros a nuestro rito
de ofrendas oníricas,
en los brazos del lujurioso silencio,
que vive en tu cama.


F. Rubio (c)

lunes, 10 de agosto de 2009

Mi ultima suerte;


Mi ultima suerte;

-Sombra de la muerte-
Que carece de conciencia
no perdona pero ignora
llanto al doliente que implora
en su ultima hora clemencia.
-Sombra de la muerte-
Vienes cabalgando al frente
del inesperado motivo
y sin respetar lo vivo
tu enjuicias a la gente.
-Sombra de la muerte-
Si me merezco el respeto
reclamo mi ultima suerte
y ante tu imagen inerte
yo moribundo hago reto.
-Sombra de la muerte-
Si pronto me has de llevar
no seas impuro vuelo
y hasta la puerta del cielo
dirijas mi caminar.

F. Rubio

jueves, 6 de agosto de 2009

Candilejas encendidas:



 Candilejas encendidas:

Si alguna vez me amaste.

Recordarás mis tenues pasos
bajando tu triste escalera
retirándome como la flecha
del cupido errante y solo.

Si por mi sentiste amor.

Guardarás entre las hojas
del libro del despertar conmigo
la sombra cobijada eternamente
entre los pliegues del perfumado
ocaso reflejado en el fondo de tu espejo.

Si de verdad me quisiste.

Volverás a aquella playa dormida
que retiraba la marea en silencio
para vernos amándonos cuando tu
le recitabas a la luna versos
de sirenas en espumas de azahares.

Si me extrañas y quieres volver a mi.

Enciende candilejas en tu puerta
por que yo sigo en ella perdido
sin encontrar las grietas
que dejaron filtrarse el amor
que perdimos entre la noche y el olvido. 

F, Rubio

miércoles, 5 de agosto de 2009

Por ti seré



Por ti seré,

horizonte de vientos azules
que adornan tus mañanas de inciensos,
y despiertan de las adormideras noches
tus pestañas con suaves soplos latentes,
y aterrizan en tu almohada como frágiles
libélulas posándose sobre tus aguas.


Por ti seré,

húmedo y fértil jardín
de tus pechos cuando renacen de las lunas
reflejadas en los destellos de mis pupilas,
y alumbran la fecunda imaginación de los dioses
que riegan los páramos del néctar de tu boca,
y sustentan los besos en los arcos de tus labios.

F. Rubio

martes, 4 de agosto de 2009

Juan Antonio, - el junco -


Juan Antonio, - el junco -

Caminando calle abajo 
con garbo de junco verde
al contoneo de la brisa 
pasea Juan Antonio.

Cara alta, y la camisa
anudada al tallo de la cintura,
piel morena andaluza
y ojos de negra luna.

La muchacha que le espera
orgullosa de su estirpe mora,
teje corazones de claveles
para el cuello de su zagal.

Hoy, viene a cortejarla, 
ya escucha el taconeo calle arriba
de sus botines tacón cubano
soleá de amor, tanguillos gaditanos.

El padre espera en el tranco de la puerta,
hoy le pedirá a su niña, se quieren casar,
la morita enamorá, collar en mano
tiembla, no para de temblar.

Le comprará una casita blanca
de conchas de coral,
le plantará almendros
y hasta un nogal.

Bajo su sombra 
se contarán los sueños y reirán,
mirarán a sus retoños
y a los almendros florecer.

Juan Antonio, - el junco -
y la morita enamorá,
juntos en la sombra del nogal
serán eternos, tanguillos de amor
y eterna soleá. 

F. Rubio