Mi deuda contigo:
A veces, aún cansado me libero
del hastío acurrucado en mis ojos,
Siento como se eleva el alma
al contemplar tu sonrisa
esperándome en la puerta del jardín,
Entonces, el corazón me da un vuelco de vida
que ya creí perdida en el ocaso
de mis descubiertas cicatrices,
Que reflejan los años pasados.
Hoy vengo a tu regazo a perderme,
A sentir calor eterno,
A servirte mil sorbos de felicidad
en la copa de mis manos,
En el cáliz de mis labios.
A premiar tu fidelidad a mis locuras,
A regalarme a ti, por ser la diosa de mi universo,
La madre de mis cosechas,
El abrigo que me resguarda del frío,
La paciencia que me aguanta.
Hoy vengo a cuidarte…mi esposa,
Porque todo te lo debo,
A ti me ofrezco… mi tesoro.
F. Rubio ©