sábado, 7 de junio de 2008

Volvere


Volvere:

Oh cielo...
que amaneces junto a mi amada,
dile, que pronto la veré,
añoro sus caricias, sus besos, su mirada
y a despedirme no volveré,
pues la pena me embarga el corazón,
Oh luna...
que besas su cara dormida,
alumbra mi desesperación,
porque a mi lado sola esta la almohada
y se me rompen las venas de la razón,
Oh estrellas...
candiles de madrugada,
guiadme hasta su abrazo embriagador,
para poder besarla,
pues sin su amor...
yo muero de dolor.


F. Rubio

viernes, 6 de junio de 2008

La pequeña rosa


 
 
 
 
La pequeña rosa dormida:Una tarde sentados al abrigo de la mesa camilla, un pequeño brasero calentando los pies escondidos bajo la humilde mesa, sobre la cual había un mantón bordado con flores de azucenas, que semejaban salirse de la hermosa tela, para florecer en la estancia medio alumbrada de la casa. En el aire flotaba un aroma a rosquillas de azúcar recién hechas por las manos suaves de la abuela, que sentada junto a la mesa con sus cansados ojos tras los cristales gastados de sus gafas, comienza a contarnos historias y cuentos, que la vida le ha dejado en sus canas blancas de dulce apariencia. Y dice: Había una vez.  Una niña muy pequeña de tez blanca y pelo moreno ensortijado, ¡muy hermosa! pero también pobre… Pero que muy pobre, que estaba cuidando un rebaño de cabras en la ladera de un monte muy cercano a estos parajes. Un día muy caluroso, al calor del mediodía, quedó dormida por el cansancio que suponía para su pequeño cuerpo, el trabajo acumulado, y sobre la hierba, acomodó su frágil silueta, para sumirse en un profundo sueño. Y empezó a soñar que era como las golondrinas de la primavera, y volaba por encima de las montañas, para luego bajar al rio, y con su pico, recoger el barro para formar su nido, Bajo los tejados de las casas del pueblo, donde la pequeña pastora nació. Con su vuelo se acercó a la ventana de una casa, y a través de los cristales, observó como unos muñecos hechos de trapos viejos, con agujas de oro e hilo de plata, bordaban un manto, para una señora bellísima, de apariencia angelical, que sonreía mientras veía asomada a la ventana, a la frágil golondrina. Aquella señora, tenía una luz resplandeciente, y se acerco a la cara de la golondrina para darle un dulce beso, y susurrarle con voz muy dulce al oído… Pequeña golondrina, vuela alto, y tráeme con tu pico, una rosa blanca que duerme en la montaña, pero ten cuidado, no las vallas a despertar, pues podría perder su hermosura de blanca porcelana. La golondrina alzó su vuelo y con sus alas azules de primavera, atravesó el cielo para buscar la rosa dormida en la montaña, y la cogió con su pico sin apenas rozarla, para no perturbar el sueño de la pequeña rosa. La golondrina depositó la blanca rosa con amor sobre las manos suaves de la señora, y esta… Acariciando sus pétalos blancos como las nubes, la puso dormida sobre una cama de mullidos cojines de lana nueva y la tapó con el bello manto que los muñequitos habían bordado. Y susurrándole al oído con suaves murmullos; Le dijo: mañana despertarás siendo la niña más feliz de la tierra, pues crecerás, te casarás y tendrás un marido honrado, que te amará ante todas las cosas. Y serás madre de unos niños preciosos y cuando tus hijos sean mayores, te darán unos nietos encantadores, que oirán con atención las historias que tú les cuentes. Y sentados al refugio de una mesa camilla, soñarán que son golondrinas de primavera, para volar hacia el cielo de la alegría, y jugar con una rosa blanca dormida en la montaña. Que les contará cuentos, y les hará rosquillas de azúcar.

F. Rubio

jueves, 5 de junio de 2008

La memoria de la noche


La memoria de la noche:

La luna llora pétalos de estrellas
y con sus lágrimas… ilumina el agua…
el agua… del rocío del alba.
Mi amor no despierta sin cielo,
pero me deja de madrugada,
no cierres las ventanas… quiero sentir…
sentir….como mi corazón te reclama
con las brumas de la mañana.
Mi aurora se ha vuelto descuidada,
pues no tiene…. de la noche la memoria,
los sueños se apagan como una flor deshojada
que marchita el brillo de tu mirada,
pétalos de estrellas… la luna lloraba…
lloraba la luna... por la noche sin memoria.

F. Rubio

domingo, 1 de junio de 2008

Viejo trovador





Viejo trovador

Paseando por senderos trazados
por las huellas de los amantes,
mirando los corazones tatuados
en la corteza de los arboles,
me encontré como un viejo trovador
que paseaba enamorado
entre las hojas marchitadas
por el otoño lánguido del tiempo,
sintiendo el murmullos de las piedras
que a mi paso me contaban
historias de primaveras adormecidas
en el crisálido letargo de la vida,
que se apagaron escondidas
tras las tiernas caricias de la adolescencia
furtiva de besos entrelazados
por los labios de las estaciones del amor.
Amor que respiran las flores,
con susurros de viento perfumado,
explicando a mis oídos los recuerdos
que vivimos tras la sombra de la vereda
de nuestros cuerpos desnudos,
como levitando en los brazos de Morfeo
y soñando lo sentido sobre el manto de la hierba.
Me viene a la memoria el perfume de tu pelo
que como fragancias inolvidables
que no se perturban al tacto de la suave lluvia
que va calando mi alma,
como si fueran heridas que no cicatrizan,
porque sangran la savia del árbol
donde nuestro amor quedó grabado
y se hace eterno,
hoy recuerdo en mí,
el paseo de mi memoria ya cansada
y me siento en la piedra fría,
para contemplar esas letras
que mi mano puso en el árbol de nuestra vida.



F. Rubio

La amistad




La amistad:
Un día encontré la amistad,
en un rinconcito escondida,
lloraba de pena…
Pues estaba triste,
se le rompió lo que tanto quería,
ser amiga del mundo,
compartir los deseos de todos
y cubrir el corazón de la gente,
con velos de seda fina
y abrazos bordados,
con hilos de besos
y encajes de caricias.
Amistad no te sientas triste,
pues mi alma rompes,
no quiero escuchar tu llanto
y si tu sonrisa alegre de niña,
se fuerte y crece,
enséñanos a florecer,
como las flores bellas
del jardín del edén.
No pongas la enemistad en tus manos,
se mi amiga
y reparte conmigo alegrías,
como copos de estrellas blancas,
para que la vida sea luz
y el sentimiento puro.

F. Rubio

viernes, 30 de mayo de 2008

El loco del parque


El loco del parque:

El loco del parque:

Sentado en el parque está,

sobre la madera vieja

de un banco de color verde

con marcas de carcoma

en los costados.



El loco del parque…

Le dicen los niños

que lo ven hablar solo

con la mirada perdida en el suelo,

fijada en trozos de pan

que a los gorriones ofrece

con ademanes de amor.



Alguna vez le han visto sonreír solo,

quizás recordar,

¡quién sabe si tuvo hijos!



Pues nadie a su lado se sienta,

los ojos hundidos,

con lágrimas secas,

su cara arrugada,

delatan batallas pasadas.



El loco del parque le llaman

A veces...

le han visto llorar

besando un caduco retrato amarillento,

con la cara de una joven mujer,

recuerdo de un viejo amor.



Las madres que lo ven,

comentan que es educado,

pues a todas saluda.



El loco del parque le llaman,

porque lo ven hablar solo,

mirada a las nubes buscando su amor.



Dicen que voló

tras las alas de las palomas

eternas del cielo,

como vuelan los gorriones

que él alimenta con trocitos de amor

y lágrimas de corteza de pan seco.



El loco del parque le llama,

Ya no le quedan fuerzas,

se apoya en un viejo bastón de caña,

con empuñadura de piel negra,

negras como las tardes

que en el parque a él le quedan.



Cuando se oculta el sol...

Marcha,

nadie sabe de su hogar,

pero mañana vendrá

a alimentar a los pájaros,

con su viejo bastón,

su bolsa en la mano

y su retrato en el bolsillo.



Mirará las nubes del cielo,

besará la foto amarilla,

y repartirá pedacitos de amor con pan…



Quizás sonría

y las buenas tardes dé,

pero solo en el banco estará,

con la mirada clavada en el suelo,

fijada en los trocitos de pan,

el loco del parque... allí estará.

F. Rubio.

29 de Mayo de 2008

martes, 27 de mayo de 2008

Vuelta a empezar

Vuelta a empezar:
Volveremos

al principio del momento,

para seguir el mismo son

y seguir escuchando

las mismas palabras

que no llevan a nada.

Que se repiten con el paso del tiempo

y vuelta a empezar,

como la ruleta de la vida,

como el fluir del agua

que nace de las tormentas,

para formarse en ríos,

para acabar en el mar

y vuelta a empezar.

Sin pensar

que un día el cauce se desborda

inundando de momentos amargos

el vivir de cada día

de nuestras vidas,

que son efímeras.

Hay que vivirlas con espacios de alegrías,

compartirlas,

con los que creemos son…

nuestras almas gemelas.

Y no tener que volver

al mismo lugar de donde salimos,

Si no encauzar las aguas a su destino.

F. Rubio

Tus caricias

Tus caricias:

Las letras me endulzan el silencio de tus palabras,
solo la música de la guitarra
desgarra el murmullo de la madrugada,
para purificar el alma que se adormece,
por la caricias de tu mirada.
F. Rubio.

Mí gitana

Mí gitana
La luna bajo a beber al rio
y celo cogió al ver tu cara,
las hondas del agua rizan tu pelo
y los juncos te cantan una nana,
gitana y mora… tu piel, color aceituna
y tus ojos como la luz divina,
envidia de ti las estrellas tienen,
los luceros besarte quieren… Y tú,
gitana, solo canastos de mimbre tejes,
con bordados de corazones y en los lados...
el nombre de tu gitano pones.
Que la luna se haga espejo,
que las estrellas peinen tu pelo,
que los luceros besen tus manos
y que los juncos te canten la nana… Mi gitana.


                                                                F. Rubio

                                           

Esta noche cerrare la ventana


Anoche cuando dormía,

algo me abandono,
como un rumor de mi alma desvalida
y la ventana astral de mi ser,
encontró abierta.

Sentí marcharse,
al ave azul de los sueños,
solo ante la oscuridad
de la noche cerrada
me vi llorando sobre
los brazos de terciopelo,
de la madrugada desierta,
que ronda serena
las callejuelas
y plazas de los sentidos.

No quiero despertar vacío…
mi ventana sigue abierta,
quizás regrese
el aliento perdido en la orilla
del lago profundo
de la pesadilla agónica.

No quiero ver el alba
caminando sola
hacia la frialdad negra,
de mi cuarto de lágrimas.

Quiero seguir dormido
y que la luciérnaga nocturna,
ilumine el camino de regreso
de los sueños perdidos
en los jardines de estrellas fugaces,
que duermen en el regazo
del agua fría y bañan
el laberinto de montañas
de mi conciencia dormida.

Quiero cerrar la ventana
del desalojo de mi memoria,
para tener guardados
en el joyero etéreo del alma,
lo que mi vida recopiló
en los libros de mi existencia,
esta noche...
cerraré la ventana del sueño.



F. Rubio

lunes, 26 de mayo de 2008

Versos para el recuerdo



Banderas de losas grises:



A La memoria de Iñaki Ochoa,

alpinista navarro.


Banderas de losas grises

La cima del mundo te conoce,
tierra de hielo y noches largas,
altares de piedra con mantos blancos,
señales clavadas de sacrificios baldíos,
ceremonias de sabiduría te harán.
Llegaste a la cumbre y allí quedaste,
plantaron semillas de sangre y agobio,
por la morada de un cielo sin dueño.
Rompieron los témpanos eternos,
en tu descanso sobre banderas de losas grises,
que el agua exculpe con su lengua helada.
Del cielo caerá una estrella,
para iluminar tú lapida ardiente
como soles de invierno,
semejando ángeles en la tierra que amaste
y cautivo tu cuerpo inerte,
en ella queda,
sobre el suelo frio y la niebla baja,
tu alma se fundió dormida y el aire
te acurruca como cantándote una nana,
para despedirte en sueño de muerte,
en tu montaña sagrada.
Mañana volverán sobre tus pasos,
y con lágrimas heladas regarán tus huesos
para que florezca el hielo del recuerdo
y levantarán un puente entre la tierra y el cielo,
para no olvidar que hay yace...
un montañero.





F. Rubio

A mi niña


A Mí niña:

Lirios blancos,
de olores puros

y brillos del cielo.

 Rosas blancas,
de perfumes eternos

y roció claro,
así es mi niña

y por eso la quiero.


Luz de luna

en noches claras,
en compañía de estrellas

reflejando su cara,
así es mi niña

y por eso la quiero.

Olas azules

rizando el mar,
con la mirada suya

puesta en el horizonte,
te quiero mi niña,
como cuando naciste

y con tu llanto
llenaste nuestra vida

de alegrías
con sabor a esperanza,
así espero que sea tu amor,
como flores blancas,
de perfumes suaves

y roció claro,
con luz de amor,
porque mi niña, te quiero.



F. Rubio
Dedicada a la hija de Carlos ( Dentón ) en el dia de su boda.

Como viejos robles:

Los viejos robles:

Como viejos robles,
así somos por fuera,
pero por dentro savia nueva,
con cortezas arrugadas del paso del tiempo,
pero con hojas nuevas,
en las estaciones que por llegar quedan,
como libros amarillentos de viejos,
ojeados por estudiantes noveles,
así somos los navegantes del tiempo.
Cicatrices de vejez en la piel
y surcos de sabieza,
pero jóvenes en el pensamiento,
nosotros llevaremos las cadenas,
por los que han de llegar,
nosotros les diremos,
que no importa lo que has sido,
importa lo que serán,
como viejos robles,
así somos por fuera,
con savia nueva y corteza arrugada.


F. Rubio

Olor a verano tiene la mañana:



Olor a verano tiene la mañana,
con su vuelo alegre me despierta,
como golondrinas azules,
planeando sobre mi cama,
qué alegría al abrir la ventana
y sentir el aroma a flores de día nuevo.
Olor a verano tiene la mañana,
callejuelas blancas de cal recién pintada,
reflejando sombras del vuelo de la paloma,
como canta el jilguero al romper el alba,
nidos de oro en la alameda,
sobre ramas verdes con puntas de plata.
Olor a verano tiene la mañana,
campo de trigo con amapolas,
que se hacen feria con el roce del viento
y como amantes gimen al sentir su aliento,
Olor a verano tiene la mañana.


F. Rubio

Colores de tu alma:

Colores de tu alma

Como las dunas de Doñana,
así queda mi corazón,
cuando tu luz lo ilumina,
atrapado entre la mar y los pinos,
reflejando colores cálidos,
rojos, violetas y dorados,
como las puestas de sol en verano,
creando el horizonte con colores de tu alma.
Mi corazón se acelera cuando escucha tu voz,
susurrándome al oído,
como el viento cuando mueve la arena,
como los pinos cantándole a la tarde.
Mi corazón se calma,
Cuando se refleja en el espejo de tu mirada,
cuando tu belleza emana,
colores de tu alma,
rojos, violetas y dorados.


F. Rubio

Cartas de amor:


Cartas de amor:

Quiero pasar esta noche,
escribiendo cartas de amor,
cartas como pergaminos antiguos,
que con el paso del tiempo,
aumentan de valor.
No se puede medir la pasión
con que te quiero.

No hay fuerza en el universo,
para expresar lo que siento.
Quiero pasar esta noche,
sobre la cabecera de nubes
que forma tu pecho.

Como espuma salada del mar
que llega a mi puerto,
para poder navegar
sobre las olas azules de tu pelo.

Quiero dormir esta noche,
para poder soñarte a mi lado
y poder abrazarte dormido,
para despertar en el paraíso
y poder mirar
los luceros de tus ojos cada mañana.

Quiero dormir esta noche,
junto al calor de tu hoguera,
para avivar la lumbre
que tu luz desprende,
con el corazón encendido
y mi alma en llamas.

Quiero pasar esta noche,
escribiendo cartas de amor,
con tinta de besos
y abrazado a tu corazón.

F. Rubio

Versos para el recuerdo:



Versos para el recuerdo



Versos para el recuerdo,
Como cuentos de ilusión,
la palabra escrita en el cuaderno,
hojas de la memoria,
no dejes de leerla con amor,
pues son palabras del corazón.
Versos para el recuerdo,
forman parte de nuestro ser
no reniegues lo que sientes
pues sentir es noble condición
trazos de recuerdos y sentimientos
en papel arrugado de emociones.
Como cuentos de ilusión,
escribimos nuestras vidas,
y como niños preguntamos,
como escribir la amistad,
se escribe, con el corazón
y se lee con el alma,
como cuentos de ilusión.


F, Rubio

A tí mujer:



A tí mujer

A ti mujer,
que Dios te hizo como las rosas,
que te dio el perfume
y la frescura,
para inundar de momentos bellos,
el despertar de cada día.

Mujer, alma sencilla y cariñosa,
como la suavidad de las nubes
en días de primavera,
bañados por el rocío sobre las flores.

Mujer, que del dolor repartes vida,
que haces grande
lo que de tu vientre mana.

Mujer, diosa de la belleza,
que los pintores
reflejan en sus lienzos
para el disfrute de las pupilas.

Mujer, nunca cambies tu dulzura,
porque tú eres...
la razón de las maravillas
que la vida nos da.

Porque despertar sin ti
no tiene sentido.

Mujer, madre del mundo,
cuanto te debemos,
y no podremos agradecerte,
tú que todo lo das...
A cambio de tan poco.

Mujer, hermosa,
como los amaneceres soleados,
como las noches estrelladas,
con la luna bañando tu dulzura.

Sé mujer, la razón de vivir,
para que la vida,
te devuelva lo que tú...
le das a ella,

Suavidad,

belleza,

dulzura... Y amor.


F. Rubio

Ausencia:

AUSENCIA
Hoy me he levantado triste,
he mirado tu lado de la cama
y solo encontré
la huella dejada del pasado.


Perfumes perdidos en el tiempo,
pétalos de rosas marchitados.

Hoy me he levantado triste,
no puedo fingir alegría,
mi corazón no entiende tu ausencia
y reclama el sabor de tus besos,
yo tengo que vivir sin ellos.

Hoy me he levantado triste,
mi alma se muere de amor,
tú te marchaste del lecho tibio.


Una bolsa por maleta
y encerrado en ella
iba el dolor,
dejaste rastros de lágrimas,
que derramaban noches de estrellas.

Hoy me he levantado triste,
abro la cortina
y miro la cama,
tan solo quedan trazos de noches
de besos suaves
y dulzor amargo.


La luz del día borra las líneas
que en las sabanas dejaste
semejando planos arrugados
de la cartografía de Eros.

Hoy me he levantado triste,
busco en el cajón vacío,
solo quedan trozos de caricias
y sueños rotos en el fondo.


Con miradas frías del pasado,
y el silencio de las palabras.


F. Rubio

Triste esta la tarde:



Triste esta la tarde

 

Triste está la tarde,
empieza a oscurecer,
gris se pone el cielo 
y gris mi corazón.

Contemplo por la ventana
la gente pasar con prisa,
nadie se mira...
Nadie se para,
qué triste está la tarde,
qué triste mi corazón.

Como extraños en una estación,
sentados en el mismo banco,
sin mirarse el uno al otro,
así me siento esta tarde.

Solo,
esperando que pase el tren de la soledad,
para sentarme
en el vagón de la tristeza,
y mirar a los que nos van dejando
en cada estación.

Qué triste está la tarde,
qué triste mi corazón.

Son estaciones
como el camino de la vida,
-estaciones-
como días de soledad.

Se sientan,
pasajeros que no conoces,
pero hacen el camino
junto a mí.

Luego se bajan
en algún momento de tu vida
y vuelves a sentir la soledad,
triste está la tarde
y el cielo gris
qué triste está mi corazón.

 

F, Rubio (c)

La soledad





La soledad:

La soledad dibuja sombras
en la ventana de mi corazón,
ha eclipsado la luz de tus pupilas.

Nunca olvidaré lo que sentí a tu lado,
como un vendaval de dulzura
tu presencia me elevaba al cielo.

La soledad,
ha oscurecido los recuerdos,
miro y no te veo,
busco y no te hallo.

Tu luz ya no refleja en mi pecho,
se ha vuelto negra,
como la noche sin luna.

Ya no percibo tu presencia,
-quizás-

Eras una quimera,
-quizás-

 Eras la soledad.

F, Rubio (c)

Se quebro la llama




Se quebró la llama

 



En el silencio de la mañana…

como cuando un ángel pasa,

y deja su fragancia de jazmín.

El silencio roto por el sonido

al bailar los dedos sobre el teclado,

como si de una zambra se tratase,

como si tocasen…

martinetes de madrugada.

Leí tus letras que me saludaban,

¡Buenos días amigo!

Recitando poemas?


Despertar de un día pasado,

con amarguras de muerte,

¡Qué bien poder leerte amigo!

Dolor en el alma...

pero tengo que olvidarlo,

porque si no...

Despertar no puedo.

Se fue una vida,

cayó al vacío,

rompió la rama,

como se apagó su vela…

Se quebró su llama.

Pero de eso se aprende

que las pequeñas cosas

son las que nos iluminan.

Pobre alma,

se rompió la mañana.

Sobre el teclado lloro,

sobre el teclado…

suena una zambra,

sobre el teclado mis lágrimas,

bailan martinetes de madrugada.

Buenos días amigo.

Tú… me alegras la mañana.


F. Rubio (c)

 

 

Despertar sudoroso y frio

Despertar sudoroso y frio:
Despertar sudoroso y frio
de un sueño que manaba
realidad y sentimiento.
Despertar de la infancia
perdida por la ignorancia,
que te lleva a olvidar
el sentido del tiempo.
Que hacemos en la vida,
sí como tormentas de luz,
solo reflejamos
los momentos que perdimos.
Despertar sudoroso y frio,
con temblores de vejez
por no saber qué momento,
hizo cambiar el paso de la juventud.
Amanecer con sentimientos
de haber perdido
las horas de la vida
como en el reloj
que se paro en el ayer.
Despertar sudoroso y frio,
que me lleva a pensar
en lo que soy y lo que pude ser.
Despertar sudoroso y frio,
que me hiela el sentimiento
de los momentos vividos,
momentos que no volverán
y  como agua que se seca
en el vacío de la tierra infértil
sin dar el fruto de la vida,
siento el paso de los días,
como amaneceres huecos
de sonido sin retorno.
Despertar sudoroso y frio,
quiero seguir dormido,
para soñar lo que he vivido
y no volver a despertar,
sudoroso y frio.

F. Rubio

El niño de los zapatos:


Cuerpo menudo
mirando al suelo,
cargado de hombría
gana su sueldo,
apenas trece años
y deja el colegio,
para cargar zapatos de sueños.
Cajas de madera
amontonadas en un camión
que mueve cada mañana,
al despuntar el sol,
malos modos
le reciben del dueño…
 tan solo es un niño pequeño.
Faltó a la escuela
para ayudar a La familia,
diez bocas que llenar.
Por ciento cincuenta pesetas
no duda madrugar
por mercados de tierra
arrastrando una lona
repleta de calzado
que hay que vender.
Se para y grita,
apenas le sale la voz,
señora diez duros el par,
cómpremelos señora,
mis zapatos de sueños,
cómpremelos señora,
no me riña el dueño,
que le tengo temor.
Cuerpo menudo mirando al suelo,
no le vayan a reñir,
solo quiere acabar el día
para entregar el sueldo a su mamá.
Zapatos de sueño
vende el chaval,
yo lo vi llorar,
con la lona arrastrando
y el dueño detrás.
Cuerpo menudo mirando al suelo,
no llores pequeño,
ya no es tiempo de jugar,
dejaste la escuela
para trabajar,
hay diez bocas que llenar,
zapatos de sueños
vende el chaval.
F. Rubio