La mar que te espera:
A la riera,
en su camino hacia la arena,
el papiro, al agua le preguntaba
en los destellos de la mañana.
¿ A donde vas con tanta prisa,
que no te detienes a refrescar mis hojas?
Descansa en esta orilla,
escucha el trino de las aves
despertando la arboleda
que engendraste,
con tu semental carrera.
¿ Acaso alguien te espera, o
dejaste algún beso varado,
en alguna ribera?
¡¡Ya sé que la mar te llama!!
Que la muerte,
es tan bella en su playa,
que ni vivir quieres,
sin oír sus olas.
Pero…ten paciencia,
los juncos de tu camino,
quieren sentir tu verso,
y llenar cantaros de ninfas,
en los meandros de tu cuerpo.
Que la rizada serenata de tus crines,
se columpie,
en los saltos de las piedras,
y talles esculturas de blanca espuma,
en las palmas de sus manos.
Espera,
no dejes los estanques,
sin tu risa fresca.
No seques los recodos que peinan
tu ondulada cabellera,
quieren regalarte,
de lirios,
una diadema,
y los nenúfares,
se mecerán en tus brazos,
la cuna...que nacer los viera.
Tú, madre, la riera,
manantial de vida,
que ha morir vas a la arena,
donde vive la tormenta,
donde se gestan las nubes,
en la mar que te espera.
No tengas prisa, no corras,
que todo,
al final…nos llega.
F. Rubio
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