Que no nos vean los cuervos:
Entre las sombras encontré a un amigo
agazapado en paredes de enredadas horas,
¡Como sin conciencia! perdido.
Incliné mi espalda y, agarré su mano,
alcé su cara lavando el barro
que cegaba su mirada.
Compañero vente conmigo, le dije,
andemos hacia delante,
caminemos juntos sobre el polvo.
dejemos nuestras huellas en la tierra
para que recuerden donde estuvimos.
¡Que se entere la gente!
Que juntos… hicimos camino.
Amigo, escribamos nuestra historia
en las caras de las piedras,
que no se pierda en el zurrón de nuestras espaldas.
Dejemos caer las semillas de nuestra poesía,
para que nazcan mañanas mejores
que guíen a nuevos juglares.
Andemos mi amigo,
Si, ¡Andemos!
no dejemos caer nuestros huesos
en baldíos desiertos de secadas plumas.
Que no nos vean los cuervos
pastando en el desaliento.
¡Marchemos amigo!…
Marchemos,
que no se nos escape el destino,
y la guadaña nos sirva para afilar
la punta del mundo,
la punta de nuestro lapicero.
y si caemos…que nuestros pellejos
sirvan…
para las tapas del libro de nuestra amistad.
F. Rubio
Maravilloso y exquisito poema a la amistad, escrita sobre piedra para que nada la borre, precioso de veras
ResponderEliminarUn abrazo
Stella
Elegante has vestido tu blog y poco a poco, lo vas adornando con preciosos poemas.
ResponderEliminarUn placer volver a encontrarte.
Saludos cordiales.