La hipocresía nos hace ser ciegos de
nuestros propios males
y no nos deja que nos demos la mano,
e impide darles un abrazo
a nuestros hermanos,
creemos ser impolutos de pecados
y cuando llega la noche tememos
ser juzgados
por las mentiras que durante el día mal aparentamos.
Fariseos escondiendo conductas de treinta
monedas,
apariencias de puertas para fuera.
Y cuando llegue la parca y no atienda a
razones,
que le contaremos… Que lo hicimos por su bien?
¡Hipócritas!
Nosotros
somos los monstruos que habitamos en los armarios
y tenemos miedo a
desenmascararnos,
miremos debajo de nuestras camas
miremos debajo de nuestras camas
y veremos los cadáveres que
escondemos.
Quizás mañana puede que cambie el viento
y entonces lloraremos solos.
y entonces lloraremos solos.
F. Rubio. (c)
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