Hoy duermo abrazado a ti,
Y sueño, caigo, sueño tras sueño caigo,
E intento levantarme, pero, sigo pegado al suelo.
Forcejeo, peleo, empujo hacia arriba,
pero las fuerzas me abandonan.
Te llamo, te llamo a gritos y no te encuentro,
no, no hay respuesta.
Me falla la voz,
solo alcanzo a sentir un sordo gemido
Y pienso que estoy enloqueciendo de amor,
en el silencio.
Derramando lagrimas que van formando
cascadas de ríos tristes.
Jamás logré pensar,
que grande seria el dolor del amor
Que un minuto soñando sin ti,
me haría morir eternamente.
Y sueño, creo que sigo en el sueño,
y muero.
Todo pesa entorno a mí,
y veo frases lapidarias revoloteando
como fugaces neones intentando cegarme.
Abro los ojos, y las lágrimas duelen,
son angustiosos brillos que emergen del infierno.
Poco a poco, aclara al alba,
y me devuelve a tu reposado remanso de sombra,
dibujando el camino
hasta tu hermosa luz
en la cálida almohada,
y entonces descanso,
reposo mi fatigada noche, y en calma,
beso tu frente.
Y sueño, y creo que vuelvo a soñar,
Pero esta vez sí,
esta vez si estás tú en el sueño,
Y te abrazo, nos abrazamos,
como en un eterno viaje,
soñando con Homero en el Parnaso,
buscando musas de crisálidas y mariposas,
y te beso,
y en el sueño… nos besamos.
F. Rubio ©
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