Somos caras anónimas, máscaras difuminadas,
en busca de las sombras enamoradas de lo que se fue,
Enredadas en el pasado del tiempo,
perdidos entre el ayer y las manecillas del olvido.
Empezamos una copa y acabamos con la botella,
Apoyados en la barra de un bar.
Casi embriagados, no vimos el mensaje que dentro llevaba.
Somos muescas en culatas y huesos rotos,
sencillas marcas en cruces de piedra,
Polvo inocuo formando caminos que se filtra entre raíces
y grietas en los secarrales.
Somos vanidades con traje apolillándonos
en el fondo de un armario,
y cada noche desanclamos las miradas
para acariciar sombras chinescas en infértiles pantallas.
Somos náufragos perdidos en mares de aburrimiento
y vagamos por calles de asfaltos desiertos
dilatando la vida, quemando silencios.
Somos cascos vacíos, sin eco ni sonido, sin voz, ni oído,
huecos sordos en el rastro del viento,
hojas que cayeron hace milenios,
y no han servido de simiente para el olivo, ni de abono para el sarmiento.
Somos pólvora mojada, somos balas sin plomo.
La extinción de un contrato que ni siquiera firmamos,
Somos caras anónimas, que a veces nos cruzamos,
somos eso que no queremos.
(Oscuro deseo, a la
muerte he amado, pero ella no me ha correspondido, muero de amor, que ironía.)
F. Rubio. ©
No hay comentarios:
Publicar un comentario
frrbadia@gmail.com